Diseño hidrológico del paisaje
AGUA ES VIDA
La capacidad de carga de un ecosistema es la relación entre la disponibilidad de recursos disponibles y la cantidad de organismos vivos que pueden aprovecharlos. Aunque la evaluación de dicha “Capacidad de Carga” es considerada “multifactorial”, en la base de toda cadena alimentaria y de toda disposición de recursos está… el Agua.
El agua subsuperficial de un paisaje, la que se encuentra en los dos primeros metros de suelo, es la que permite a la microbiología estar activa en el proceso de la Trofobiosis y alimentar así a toda la Rizosfera, todo ese gran conjunto de raíces que puede alimentar y permitir el crecimiento de plantas herbáceas, arbustivas y arbóreas. El agua presente en esos primeros dos metros de suelo, la humedad, la evapotranspiración de la masa vegetal, la regulación térmica tanto del suelo como de las corrientes convectoras,… conforman lo que se conoce como la “Bomba Biótica” que permite atraer más lluvia, más humedad, más nutrientes.
La lluvia no viene del cielo, viene del suelo.
Todo este mundo vegetal diverso, alimentado por el mundo mineral y orgánico, permite la vida del mundo animal; microorganismos, insectos, pequeños mamíferos, herbívoros, omnívoros, personas.
Nuestros paisajes están en una espiral descendente desde hace décadas en lo que respecta a la capacidad de carga, importamos recursos para subsistir y la deshidratación del territorio se incrementa año tras año con las consecuencias de sequías prolongadas, incendios e inundaciones.
Las políticas de ordenación territorial a diferentes escalas parecen estar más enfocadas en la evacuación hídrica y aumentar los volúmenes de “agua azul“ (agua en superficie destinada a abastecer el consumo humano – doméstico, industrial, y de agricultura) que en la retención e infiltración. El porcentaje del agua retenida e infiltrada, “agua verde”, suele ser de un 70 a un 80% de todo el agua que cae del cielo, para ser reincorporada en el ciclo hidrológico por evapotranspiración de las plantas. Será la gestión de las cabeceras de las cuencas hidrográficas lo suficientemente respetuosa para no deshidratar nuestros paisajes y romper el ciclo de la Bomba Biótica?
OBSERVACIÓN Y ANÁLISIS
Los escenarios de Cambio Climático que tenemos actualmente y los que se predicen a futuro piden a gritos estrategias de adaptación paisajística, de retención y de infiltración, no de evacuación acelerada; un agua dulce en el mar ya no puede cubrir la función ecológica y socioeconómica que tiene.
El Diseño Hidrológico es una herramienta fundamental para que nuestros paisajes sean adaptativos y regenerativos, para que puedan aumentar sus recursos disponibles, por lo tanto su capacidad productiva y de “carga”. Es la técnica básica para restablecer la “Bomba Biótica” que regula el ciclo hidrológico a pequeña y mediana escala.
Para diseñar la regeneración de cualquier terreno, debemos analizar en qué Zona de Rusticidad estamos y en qué tipo de Área Climática. Esto nos permitirá saber el rango de temperaturas y cómo se distribuyen a lo largo del año; datos fundamentales para el Diseño Vegetal que debe acompañar a todo Diseño Hidrológico.
El rango pluviométrico de los últimos 5 años y la tendencia para la zona según el estudio de los escenarios de cambio climático, datos fundamentales para saber cuántos litros por m2 al año pueden caer en el paisaje que vamos a diseñar.
Después de recoger estos primeros datos podemos identificar mediante el análisis visual de la zona y mapas especiales cuál es la “micro cuenca hidrográfica”, o varias de ellas, que afecta(n) la finca que vamos a diseñar y si han habido alteraciones antropogénicas que han afectado esa influencia; urbanizaciones, carreteras, etc. Este análisis nos da una mejor idea de donde podemos intervenir dentro y también fuera de los límites de la finca, si fuese posible. Si no fuese posible, es un “Sector“, una influencia que nos viene desde fuera de los límites del sistema para el que estamos diseñando, con el cual debemos saber lidiar.
Para saber cuánta agua tendremos que gestionar, calculamos la superficie de la Zona de Captación (campos, laderas de montañas, terrazas, etc) y escogemos un coeficiente de escorrentía según la textura del suelo, su pendiente y densidad vegetal.
El resultado final nos da una aproximación clara de cuánta agua en superficie podemos llegar a captar y almacenar, para poder diseñar canales de retención e infiltración o cuerpos de agua en el terreno.
Aunque generalmente hay una tendencia a diseñar para gestionar la escorrentía, también debemos tener en cuenta toda esa agua subsuperficial que se mueve bajo nuestros pies. Si no encuentra elementos de retención (como la rizosfera) saldrá de nuestro sistema y por lo tanto de nuestra capacidad de gestión y aprovechamiento.
El objetivo nunca puede ser “quedarnos” toda el agua pero sí ciclarla la mayor cantidad de veces posible dentro de nuestro sistema creando biomasa, recargando acuíferos, alimentando a fuentes, proveyendo de nichos ecológicos para todo tipo de anfibios, aves y fauna salvaje que son los que mantienen la salud de los ecosistemas… y por lo tanto… la nuestra.
DISEÑANDO LAS INTERVENCIONES
A partir de la observación en el terreno diseñaremos en un mapa topográfico las intervenciones en las 4 áreas: topografía – cuerpos de agua – diseño vegetal – suelo. Teniendo en cuenta siempre las curvas de nivel y como ellas dibujan el paisaje y los flujos del agua, hacemos que el agua pueda estar presente en nuestro sistema la máxima cantidad de tiempo posible.
Estas intervenciones las haremos desde las cotas más altas posibles de nuestra área de gestión poniendo especial atención en:
RALENTIZAR el flujo de agua para así evitar erosión y la consecuente pérdida de fertilidad, reteniendo / cultivando suelo con la captura de nutrientes.
CONDUCIR el agua de manera que hidrate el paisaje en su camino y hacia donde nos interesa acumular o, en el caso del diseño Keyline, conducir desde donde hay agua (vaguadas y torrentes) hacia los sitios donde no hay (laderas), jugando con la topografía.
ACUMULAR el agua en cuerpos de agua, de manera descentralizada y sin impermeabilizar para estimular la integración y la hidratación paisajística.
INFILTRAR el agua en la zona de influencia de los sistemas vegetales productivos o donde nos interesaría que el agua pueda surgir en cotas inferiores para alimentar otros elementos del paisaje.
Básicamente el objetivo de un Diseño Hidrológico es Retener e Infiltrar, Retener e Infiltrar y entre medio de estas acciones puedo Conducir y Acumular.
Un elemento clásico de un diseño hidrológico puede ser un “swale” o una zanja de infiltración que siempre debe ser trazada siguiendo una curva de nivel (por lo tanto su pendiente es 0º) y este mismo elemento es el que retiene e infiltra el agua.
El gran reto de un “swale” es su dimensionamiento ya que en algunas climatologías como la mediterránea puede pasarse meses sin tener agua dentro, por lo que crea el efecto contrario, y por sus paredes abiertas al aire tendremos una deshidratación del paisaje. En estos casos se recomienda llenar la mitad con triturado de madera que nos ayudará a crear un efecto esponja, tanto para retener por más tiempo las escasas lluvias como también captar la humedad ambiental y evitar la deshidratación por las caras internas expuestas.
Esta técnica del “acolchado” y nicho para la microbiología también se podría utilizar para elementos de acumulación pequeños (ollas distribuidas en “puntos claves”) en situaciones donde la pluviometría errática y poco abundante no permitiría tener agua en superficie muchos días al año.
INTERVINIENDO
Una excavadora giratoria de orugas es una compañera ideal para implementar los diseños… además de azada, pala, rastrillo y compactador. Ya que en algunos casos tendremos que resolver detalles manualmente.
La ejecución de un Diseño Hidrológico necesita de una observación y atención constante a las diferentes capas geológicas o elementos singulares ocultos en el paisaje (raíces o grandes piedras), para ir haciendo adaptaciones según haga falta, y de herramientas de nivel precisas que nos ayuden a generar taludes, pequeñas represas (importantísimos los aliviaderos!), swales, peraltes, etc.
Esta técnica se puede aplicar en terrenos arcillosos, forestales, areniscos o de cultivo y cada vez es más necesario y urgente hacerlo. Aunque puede parecer una inversión importante, creemos que es, como pocas, una de las más rentables ya que su TRE (Tasa de Retorno Energético) aumenta exponencialmente año tras año.
La realidad climática y meteorológica, la garantía sobre la soberanía alimentaria de cada territorio, la salud de nuestros ecosistemas, que es en definitiva la nuestra,… Todos estos factores nos exigen que rediseñemos los paisajes en todo tipo de escalas. Creemos que debemos aplicar una mirada regenerativa que aumente la capacidad de carga de los ecosistemas, recargando los acuíferos, reduciendo los riesgos de incendio y aumentando la biodiversidad.
En La Casa Integral nos apasiona este tipo de diseños y hemos podido conformar un equipo de profesionales, todas personas formadas y capacitadas para asesorar, diseñar y ejecutar todo tipo de Estrategias Hidrológicas, desde intervenciones en el paisaje como hemos explicado en este artículo, hasta sistemas de regeneración y reutilización de aguas residuales y de captación y almacenamiento de aguas pluviales.
¿Te llama la regeneración del paisaje?
¿Nos llamas para hablarlo?
Be water, my friend!